---c. Amilenarismo

William Hendriksen
William Hendriksen
El amilenarismo es la idea de que no habrá milenio, que no habrá reinado de Cristo en la tierra. El gran juicio final se producirá inmediatamente después de la segunda venida y determinará directamente cuál será el estado final de los rectos y los malvados. A veces, el amilenarismo, ha distinguido más por su rechazo del premilenarismo que por sus afirmaciones. También, al tratar el problemático pasaje de Apocalipsis 20:4-6, los amilenaristas han sugerido una amplia variedad de explicaciones. Uno a veces se pregunta si estas explicaciones reflejan la misma perspectiva básica o son formas bastantes diferentes de entender la literatura escatológica y apocalíptica. Finalmente, no siempre ha sido posible distinguir amilenarismo de postmilenarismo, ya que comparten muchas características comunes. De hecho, varios teólogos que no han tratado los temas particulares que sirven para distinguir las dos perspectivas —como Agustín, Juan Calvino y B.B. Warfield— han sido reclamados como predecesores por ambos bandos. Lo que las dos perspectivas comparten es la creencia en que los “mil años” de Apocalipsis 20 hay que tomarla de forma simbólica. A menudo ambos también sostienen que el milenio es la edad de la iglesia.

A la luz de los problemas que aparecen al tratar de entender el amilenarismo, su historia resulta difícil de trazar. Algunos historiadores de la doctrina, como Diedrich Kromminga (1879-1947) o William Hendriksen (1900-1982), han encontrado amilenarismo en la Epístola a Bernabé, pero esto es algo que otros ponen en duda. Está claro que Agustín, deba o no ser clasificado como amilenarista, contribuyó a la formulación de esa perspectiva sugiriendo que la imagen de mil años es principalmente simbólica y no literal. Es probable que el postmilenarismo y el amilenarismo simplemente no se diferenciaran durante la mayor parte de los primeros diecinueve siglos de la iglesia. Cuando el postmilenarismo empezó a decrecer en popularidad en el siglo XX, en general fue sustituido por el amilenarismo, ya que el amilenarismo está mucho más cerca del postmilenarismo que del premilenarismo. En consecuencia, el amilenarismo probablemente ha disfrutado de su mayor popularidad recientemente en el periodo a partir de la primera guerra mundial.

Cuando los amilenaristas tratan Apocalipsis 20, normalmente tienen en mente todo el libro. Consideran que el libro del Apocalipsis está formado por varias secciones, siendo siete el número mencionado con más frecuencia. Estas siete secciones no tratan de sucesivos periodos de tiempo; más bien, son recapitulaciones sobre el mismo periodo, el periodo entre la primera y la segunda venida de Cristo. Se cree que en cada una de estas secciones el autor recoge los mismos temas y los elabora. Si esto es así, Apocalipsis 20 no se refiere únicamente al último periodo de la historia de la iglesia, sino que es más bien una perspectiva especial de toda su historia.

Los amilenaristas también nos recuerdan que el libro del Apocalipsis en su totalidad es muy simbólico. Señalan que incluso los premilenaristas más fanáticos no toman todo el libro del Apocalipsis de forma literal. Las copas, sellos y trompetas, por ejemplo, normalmente se interpretaban como símbolos. Por simple extensión de este principio los amilenaristas afirman que los “mil años” de Apocalipsis 20 puede que tampoco deban tomarse de forma literal. Además, señalan que el milenio no se menciona en ningún otro sitio en las Escrituras.

Benjamin Breckinridge Warfield
Benjamin Breckinridge Warfield
Surge la cuestión de si la imagen de los mil años hay que tomarla de forma simbólica y no literal, ¿qué simboliza? Muchos amilenaristas utilizan la interpretación del teólogo B. B. Warfield (1851-1921): “El número sagrado siete en combinación con el número igualmente sagrado tres forman el número de la perfección santa, el diez, y cuando este diez se eleva al cubo hasta obtener mil, el profeta ha dicho todo lo que puede decir para comunicar a nuestras mentes la idea de la perfección absoluta.” Las referencias a “mil años” en Apocalipsis 20, pues, expresan la idea de perfección o finalización. En el versículo 2 la cifra representa la victoria absoluta de Cristo sobre Satanás. En el versículo 4 sugiere la gloria y el gozo perfectos de los redimidos en el cielo en el tiempo actual.

Otra característica del amilenarismo es una concepción más general de la profecía, especialmente de la profecía del Antiguo Testamento, que la que se encuentra en el premilenarismo. Hemos señalado que los premilenaristas tienden a interpretar la profecía bíblica de forma bastante literal. Por otra parte, los amilenaristas con frecuencia tratan las profecías como históricas o simbólicas y no como algo futuro. Por regla general, la profecía ocupa un lugar mucho menos importante en el pensamiento amilenarista que en el premilenarista.

Oswald Thompson Allis
Oswald Thompson Allis
Finalmente, deberíamos observar que el amilenarismo no suele mostrar el optimismo típico del postmilenarismo. Puede que se crea que la predicación del evangelio tendrá éxito, pero un gran éxito a este respecto no es necesario dentro del esquema amilenarista, ya que no se espera un reinado literal de Cristo, ni una venida del reino antes de la venida del rey. Esto ha hecho que la perspectiva amilenarista sea más creíble que la postmilenarista en el siglo XX. Esto no quiere decir que el amilenarismo sea como el premilenarismo a la hora de esperar que se produzca un gran deterioro en las condiciones antes de la segunda venida. No obstante, no hay nada en el amilenarismo que excluya esa posibilidad. Y como no habrá ningún milenio antes de la segunda venida, el regreso del Señor puede que esté cerca. Sin embargo, en su mayor parte, los amilenaristas no se implican en ese tipo de búsqueda ansiosa de signos de la segunda venida que a menudo caracteriza a los premilenaristas.

 

Amilenarismo

Puntos débiles del Amilenarismo

1. Además de tratar el milenio de Apocalipsis 20 de forma simbólica, el principal problema exegético del amilenarismo no es el de los mil años, sino el de las dos resurrecciones. Entre la variedad de las opciones amilenaristas sobre las dos resurrecciones, el factor común es una negación de la afirmación premilenarista de que Juan está hablando de dos resurrecciones físicas que afectan a dos grupos diferentes. La interpretación amilenarista más común es que la primera resurrección es espiritual y la segunda corporal o física.

2. Los amilenialistas espiritualizan todas las referencias relativas al reinado de Cristo y las aplican a su gobierno espiritual sobre los corazones de los creyentes. Las profecías del Antiguo Testamento respecto al gobierno de Cristo en el trono de David se aplican igualmente a la iglesia. Todas las promesas a Israel son cumplidas por bendiciones sobre la iglesia, en tanto que la iglesia sea la Israel espiritual. Según la teoría Amilenial, una Israel nacional no tiene un destino futuro que difiera de aquel de las otras naciones. Sin embargo, la enseñanza de Pablo acerca de las ramas naturales y silvestres del olivo en Romanos 11 contradice con bastante claridad la interpretación espiritual o figurativa de Israel.

3. Para reforzar la idea de que debemos esperar vaguedad en la interpretación de la profecía, teólogos como Oswald Thompson Allis (1880-1973), mediante su discusión de hermenéutica, califica a la profecía de indefinida, enigmática, aun engañosa, llena de símbolos, imprecisa, y sujeta a varias interpretaciones. Pero, por supuesto, aquellas alegadas características son acertadas sólo si el intérprete abandona los principios de la interpretación literal o normal.