B. La Estatua de Nabucodonosor

En el capítulo 2 del libro de Daniel, el rey de Babilonia, Nabucodonosor, tuvo un sueño que le preocupó mucho. Al día siguiente, no pudo recordar los detalles del sueño y tampoco conoció su significado. Por eso, citaron a todos los hombres sabios de su reino, para que pudieran explicar el sueño y su interpretación. Daniel, el judío llevado cautivo a Babilonia, fue el único que pudo revelar los contenidos del sueño con su correspondiente significado.

En el sueño, Nabucodonosor vio una gran estatua con el siguiente aspecto: la cabeza era de oro; el pecho y los brazos, de plata; el vientre y los muslos, de bronce; las piernas, de hierro y los pies, una parte de hierro y otra parte de barro. De repente, una piedra impactó en los pies hechos de hierro y barro y la estatua se pulverizó completamente. Sin embargo, la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que ocupó toda la tierra (2:32-35).

Daniel, interpreta el sueño, iniciando así uno de los relatos que comprende la historia de los imperios mundiales. En tan solo unos versículos, el profeta Daniel hace un vasto recorrido histórico, comenzando desde el imperio babilónico hasta más allá de nuestro tiempo, hasta la llegada de un estado eterno: Daniel, sin dudas, identifica la cabeza de oro de la estatua con el imperio babilónico. Es decir, la cabeza de oro se corresponde con el reino mismo de Nabucodonosor (2:38). A continuación, Daniel reconoce un segundo imperio que vendrá después de Babilonia (pecho y brazos de plata) aunque inferior al de Nabucodonosor. Después de este, un tercero (vientre y muslos de bronce) que dominará sobre toda la tierra (2:39). Daniel sigue profetizando un poderoso cuarto reino (las piernas de hierro) que romperá y quebrantará todo (2:40). Y, por último, Daniel predice un quinto reino (pies de hierro y barro), un reino dividido, una parte fuerte y otra frágil (2:41-43). Pero hay más, Daniel también desvela que, en el tiempo de este quinto imperio, Dios levantará un reino que terminará con todos los anteriores y no será destruido nunca (2:44-45).

"Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey. Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación" (Daniel 2:31-45).