---b. Pre-milenarismo

Justino Mártir
Justino Mártir
El premilenarismo está comprometido con el concepto de un reinado en la tierra de Jesucristo de aproximadamente unos mil años (o al menos un periodo de tiempo sustancial). Al contrario que el postmilenarismo, el premilenarismo considera que Cristo estará presente físicamente durante este tiempo; cree que regresará personalmente y de forma corporal para comenzar el milenio. Siendo así el caso, el milenio debe considerarse como algo futuro todavía.

El premilenarismo fue probablemente la perspectiva dominante durante el periodo de la iglesia primitiva. Los cristianos de los tres primeros siglos tenían una gran esperanza en cuanto a un pronto regreso de Cristo. En lugar de creer en un crecimiento gradual del reino, ellos esperaban que el escatón se iniciara con un suceso cataclísmico. Justino Mártir (100-168 d.C), Ireneo de Lyon (130-202 d.C) y otros teólogos tempranos mantenían esta teoría. Mucho del milenarismo de este periodo –a menudo denominado “quiliasmo”, de la palabra griega para “mil”– tenía un gusto bastante sensual. El milenio sería un tiempo de gran abundancia y fertilidad, de renovación de la tierra y de la construcción de una glorificada Jerusalén.

La creciente popularidad del sistema dispensacionalista de interpretación y de la escatología también dio un impulso al premilenarismo. Tiene una adherencia considerable entre los bautistas conservadores, los grupos pentecostales y las iglesias fundamentalistas independientes. El pasaje clave para el premilenarismo es Apocalipsis 20:4-6: 

“Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar. Y vi
las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra
de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni recibieron la
marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.
Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la
primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que
serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años”.

George Beasley-Murray
George Beasley-Murray
Los premilenaristas observan que aquí hay evidencia de un periodo de mil años y dos resurrecciones, una al principio y otra al fi nal. Insisten en una interpretación literal y consistente de este pasaje. Como el mismo verbo 'ezēsan' se utiliza para referirse a las dos resurrecciones, deben ser del mismo tipo. Los amilenaristas, y, de hecho, los postmilenaristas, a menudo se ven forzados a decir que son de distinto tipo. La explicación que se suele dar es que la primera resurrección es espiritual, o sea, regeneración, mientras que la segunda es literal, física, o resurrección del cuerpo. Por tanto los que toman parte en la primera resurrección también pasarán por la segunda. Sin embargo, los premilenaristas rechazan esta interpretación por considerarla insostenible. George Beasley-Murray (1916-2000) observa que atribuye confusión y pensamiento caótico al autor bíblico. Henry Alford (1810-1871) hace un siglo afirmaba que si una resurrección es una vivificación espiritual y la otra es una vivificación física: “entonces se acaba todo significado en el lenguaje, y las Escrituras quedan eliminadas como testimonio definitivo de cualquier tema".

Henry Alford
Henry Alford
Todos estos estudiosos están sensibilizados con el hecho de que el contexto puede alterar el significado de las palabras. Sin embargo, señalan que en este caso los dos usos del término 'ezēsan' se dan juntos, y nada en el contexto sugiere ningún cambio en el significado. En consecuencia, lo que tenemos aquí son dos resurrecciones del mismo tipo, que implican a dos grupos diferentes en un intervalo de tiempo de mil años. También parece según el contexto que los que participan en la primera resurrección no lo hacen en la segunda. Es “el resto de los muertos” (hoi loipoi tōn nekrōn) los que no vienen a la vida hasta que no han pasado los mil años. Aunque no se dice que vendrán a la vida en ese momento, se implica que así será. Hay un contraste obvio entre los que están implicados en la segunda resurrección y los que están implicados en la primera. 

También es importante observar la naturaleza del milenio. Mientras que los postmilenaristas creen que el milenio será introducido gradualmente, quizá incluso de forma imperceptible, los premilenaristas anticipan un suceso cataclísmico repentino. Según la perspectiva premilenarista, el reinado de Jesucristo será completo desde el principio mismo del milenio. El mal habrá sido prácticamente eliminado. 

Según el premilenarismo, el milenio no será una extensión de tendencias que ya están funcionando en el mundo. Más bien, habrá una ruptura brusca con las condiciones existentes en la actualidad. Por ejemplo, habrá paz mundial. Esto está muy lejos de la situación actual, donde la paz mundial es, desde luego, algo raro y la tendencia no parece que vaya a mejorar. La armonía universal no estará restringida a los humanos. La naturaleza, que ha estado “gimiendo con dolores de parto” (Romanos 8:22), esperando su redención, será liberada de la maldición de la caída. Incluso los animales vivirán en armonía unos con otros (Isaías 11:6-7; 65:25) y las fuerzas destructivas de la naturaleza se calmarán. Los santos gobernarán el mundo junto con Cristo en este milenio. Aunque la naturaleza exacta de su reinado no se explica, ellos como recompensa a su fidelidad, participarán con él en la gloria que es suya.

Todos los premilenaristas anticipan también que Israel tendrá un lugar especial en el milenio. Sin embargo, no están de acuerdo en la naturaleza de ese lugar especial. Los dispensacionalistas mantienen que Dios sigue teniendo un pacto incondicional con el Israel nacional, de manera que cuando Dios haya
completado sus tratos con la iglesia, retomará de nuevo sus relaciones con el Israel nacional. Jesús literalmente se sentará en el trono de David y gobernará el mundo desde Israel. Todas las profecías y promesas sobre Israel se cumplirán dentro del milenio, que tendrá por tanto un marcado carácter judío. Los no dispensacionalistas ponen un énfasis mucho menor en el Israel nacional, afirmando que el lugar especial de Israel, siendo de naturaleza espiritual, se encontrará dentro de la iglesia. Muchos en Israel serán convertidos durante el milenio.

Los premilenaristas también sostienen que el milenio supondrá un cambio tremendo sobre lo inmediatamente anterior, es decir, la gran tribulación. La tribulación será un tiempo de agitación y confusión sin precedentes, con alteraciones cósmicas, persecuciones y gran sufrimiento. Aunque los premilenaristas no están de acuerdo en si la iglesia estará presente o no durante la tribulación, sí están de acuerdo en que la situación mundial se encontrará en su peor momento justo el momento antes de que Cristo llegue para establecer el milenio, que será, por contraste, un periodo de paz y rectitud. 

 


 

Puntos débiles del Pre-milenarismo

1. Los premilenialistas sostienen que sólo una interpretación y un cumplimiento literales satisfarán los requisitos de estos pronósticos proféticos; pero los libros de los profetas mismos ya contenían indicaciones que apuntan a un cumplimiento espiritual, Isaías 54:13; 61:6; Jeremías 3:16; 31:31–34; Oseas 14:2; Miqueas 6:6–8. La contención en cuanto a que los nombres «Sion» y «Jerusalén» nunca sean empleados por los profetas en ningún otro sentido que uno literal, que lo primero siempre denota un monte, y que lo segundo, una ciudad, es claramente contrario a los hechos. Hay pasajes en los que ambos nombres son empleados para designar a Israel, la Iglesia de Dios del Antiguo Testamento, Isaías 49:14; 51:3; 52:1–2. Y este uso de los términos se transmite directamente al Nuevo Testamento, Gálatas 4:26; Hebreos 12:22; Apocalipsis 3:12; 21:9. Es significativo que el Nuevo Testamento, que es el cumplimiento del Antiguo, no contenga indicación alguna del restablecimiento de la teocracia del Antiguo Testamento por parte de Jesús, ni tampoco una sola predicción positiva indiscutible de su restauración, mientras que sí contiene indicaciones abundantes del cumplimiento espiritual de las promesas dadas a Israel, Mateo 21:43; Hechos 2:29–36, 15:14–18; Romanos 9:25–26; Hebreos 8:8–13; 1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6; 5:10. 

2. El Nuevo Testamento no favorece el literalismo de los premilenialistas. Más aún, este literalismo implica la restauración futura de todas las condiciones históricas anteriores de la vida de Israel: los grandes poderes mundiales del Antiguo Testamento (egipcios, asirios y babilonios), y las naciones vecinas de Israel, (moabitas, amonitas, edomitas y filisteos) deben aparecer nuevamente en escena, Isaías 11:14; Amós 9:12; Joel 3:19; Miqueas 5:5–6; Apocalipsis 18. El templo tendrá que reconstruirse, Isaías 2:2–3; Miqueas 4:1–2; Zacarías 14:16–21; Ezequiel 40–48, los hijos de Sadoc tendrán que servir nuevamente como sacerdotes, Ezequiel 44:15–31; 48:11–14, e incuso las ofrendas por el pecado y las transgresiones tendrán que ser llevadas nuevamente ante el altar, no para conmemoración (como algunos premilenialistas lo expresan) sino como expiación, Ezequiel 42:13; 43:18–27. Y en adición a todo aquello, la situación alterada haría necesario que todas las naciones visitaran Jerusalén año tras año, a fin de celebrar la fiesta de los tabernáculos, Zacarías 14:16, e incluso semana tras semana, para adorar ante Jehová, Isaías 66:23.

3. No hay fundamento positivo escritural alguno para la postura premilenialista de una resurrección doble, o incluso triple o cuádruple, como requiere su teoría, ni tampoco para extensión del juicio final durante un período de mil años por medio de dividirlo en tres juicios. Es, por así decirlo, muy dudoso que las palabras «Esta es la primera resurrección» en Apocalipsis 20:5 se refieran a una resurrección física. El contexto no necesita ni siquiera favorece esta postura. Lo que pareciera favorecer la teoría de una resurrección doble es el hecho de que los apóstoles suelen hablar únicamente de la resurrección de los creyentes y no hacen ninguna referencia a la de los malvados. Pero esto se debe al hecho de que están escribiendo a las iglesias de Jesucristo, a las conexiones en las que plantean el tema de la resurrección y al hecho de que desean subrayar el aspecto soteriológico de esto, 1 Corintios 15; 1 Tesalonicenses 4:13–18. Otros pasajes hablan claramente de la resurrección de los justos y la de los malvados en un solo suspiro, Daniel 12:2; Juan 5:28–29; Hechos 24:15. 

4. La teoría premilenialista se enreda en toda clase de dificultades insuperables con su doctrina del milenio. Es imposible entender cómo una parte de la antigua tierra y de la humanidad pecaminosa puede existir junto con una parte de la nueva tierra y de una humanidad que está glorificada. ¿Cómo pueden los santos perfectos en cuerpos glorificados tener comunión con pecadores en la carne? ¿Cómo pueden los santos glorificados vivir en esta atmósfera cargada de pecado y en medio de escenas de muerte y corrupción? ¿Cómo puede el Señor de gloria, el Cristo glorificado, establecer Su trono en la tierra en tanto esta no haya sido aún renovada? Los primeros veinte capítulos de Apocalipsis nos informan que Dios y la Iglesia de los redimidos harán su morada en la tierra luego de que los cielos y la tierra hayan sido renovados; ¿cómo puede entonces sostenerse que Cristo y los santos habitarán allí mil años antes de esta renovación? ¿Cómo serán capaces los pecadores y los santos en la carne de situarse ante la presencia del Cristo glorificado, considerando que aun Pablo y Juan fueron completamente abrumados por la visión de Él, Hechos 26:12–14; Apocalipsis 1:17?