A. Naturaleza de la segunda venida

Con la excepción de la certeza de la muerte, la doctrina escatológica en la que los teólogos ortodoxos están más de acuerdo es la segunda venida de Cristo. Es indispensable para la escatología. Es la base de la esperanza cristiana; el único evento que marca el inicio de la finalización del plan de Dios.
 

Muchos textos en las Escrituras indican claramente que Cristo va a regresar. En su gran discurso sobre el fin de los tiempos (Mateo 24 - 25), Jesús mismo promete que volverá: Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y todas las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mateo 24:30). Varias veces en este mismo discurso menciona la venida del Hijo del hombre (vv. 27, 37, 39, 42, 44). Hacia el final del discurso leemos: “Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (25:31). Todas las enseñanzas de este discurso, incluidas las parábolas, dan por supuesta la segunda venida. De hecho, Jesús pronunció su discurso en respuesta a la pregunta de sus discípulos: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? (Mateo 24:3). Más tarde esa semana, mientras declaraba ante Caifás, Jesús dijo: Tú lo has dicho. Y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo (Mateo 26:64). Aunque Mateo recoge más que los otros evangelistas: Marcos, Lucas y Juan, también incluyen algunos comentarios de Jesús sobre la segunda venida. En Marcos 13:26 y Lucas 21:27, por ejemplo, encontramos declaraciones casi idénticas de que la gente que viva en los últimos días verá al Hijo del hombre venir en nubes de poder y gloria. Y Juan nos dice que en el aposento alto Jesús prometió a sus discípulos: Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis(Juan 14:3).

Además de las propias palabras de Jesús, hay muchas otras declaraciones directas en el Nuevo Testamento sobre su regreso. En la ascensión de Jesús, dos hombres vestidos de blanco, probablemente ángeles, dijeron a los discípulos:Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo (Hechos 1:11). “Así que, arrepentíos ...para que él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. A este, ciertamente, es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo (Hechos 3:19-21). Pablo escribió sobre la segunda venida en varias ocasiones. Él aseguró a los filipenses: Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas (Filipenses 3:20-21). Este pasaje en un libro que no es explícitamente escatológico es particularmente significativo porque demuestra el efecto práctico que la segunda venida tendrá sobre nosotros. Probablemente la declaración más clara y directa de Pablo sea 1 Tesalonicenses 4:15-16: Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero (1 Tesalonicenses 4:15-16). Otras declaraciones directas las encontramos en 2 Tesalonicenses 1:7, 10 y Tito 2:13. Además, encontramos en Pablo muchas referencias menos elaboradas a la segunda venida: 1 Corintios 1:7; 15:23; 1 Tesalonicenses 2:19; 3:13; 5:23; 2 Tesalonicenses 2:1, 8; 1 Timoteo 6:14; 2 Timoteo 4:1, 8. Otros autores también mencionan la segunda venida: Hebreos 9:28; Santiago 5:7-8; 1 Pedro 1:7, 13; 2 Pedro 1:16; 3:4, 12; 1 Juan 2:28. Desde luego la segunda venida es una de las doctrinas más ampliamente enseñadas en el Nuevo Testamento.

Mientras que el hecho de la segunda venida se afirma de forma muy enfática y clara en las Escrituras, no ocurre lo mismo con el momento. De hecho, la Biblia deja claro que no sabemos, ni podemos descubrir el momento exacto en que Jesús regresará. Aunque Dios ha establecido un momento definido, éste no ha sido revelado. Jesús señaló que ni él ni los ángeles conocían el momento de su regreso, y tampoco sus discípulos: Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana (Marcos 13:32-33, 35; cf. Mateo. 24:36-44). Aparentemente el momento de su regreso era uno de los asuntos a los que Jesús se estaba refiriendo cuando, justo antes de su ascensión, respondió a sus discípulos la pregunta sobre si ahora sería el momento en que restauraría el reino a Israel: No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad (Hechos 1:7). En lugar de satisfacer su curiosidad, Jesús les dijo a sus discípulos que iban a ser sus testigos por todo el mundo. Que el momento de su regreso no les sería revelado explica que Jesús pusiese tanto énfasis en lo inesperado del momento y en que por tanto era necesario estar atentos (Mateo 24:44, 50; 25:13; Marcos 13:35).

 1. La segunda venida de Cristo será personal.
Jesús dice, por ejemplo: Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis (Juan 14:3). La declaración de Pablo de que el Señor mismo descenderá del cielo (1 Tesalonicenses 4:16) deja pocas dudas de que el regreso será de naturaleza personal. La palabra de los ángeles en la ascensión de Jesús:será de naturaleza personal. La palabra de los ángeles en la ascensión de Jesús: Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo(Hechos 1:11), establece que su regreso será tan personal como fue su partida.
William Newton Clarke
William Newton Clarke
No obstante, algunos intérpretes recientes han dado a las Escrituras citadas anteriormente una interpretación diferente. Esto es un intento por resolver lo que creen que son dos énfasis opuestos e incluso en conflicto dentro de las enseñanzas de Jesús. Por una parte, está el motivo apocalíptico: el reino irá precedido de un suceso cataclísmico repentino: el regreso personal de Cristo. Por otra parte, está la enseñanza de que el reino es inmanente. Ya está presente en el mundo y continuará creciendo de modo gradual. William Newton Clarke (1841-1912) interpreta el primero a partir del segundo: “No se puede esperar un regreso visible de Cristo a la tierra, sino un avance amplio y progresivo de su reino espiritual.... Si nuestro Señor simplemente completa el regreso espiritual que ha comenzado, no habrá necesidad de un advenimiento visible para hacer perfecta su gloria en el mundo”. Algunas veces este enfoque se ha adoptado con la convicción de que Jesús creía y enseñaba (como hizo la iglesia primitiva) un regreso a corto plazo, probablemente dentro de esa misma generación, pero es obvio que estaba equivocado.Una exégesis detallada de los pasajes pertinentes demostrará, no obstante, que en ningún momento Jesús enseña de forma específica que vaya a regresar pronto. Además no existe una razón esencial para que el reino no pueda ser a la vez presente y futuro, a la vez inmanente y cataclísmica. 
 
 2. La segunda venida de Cristo será física.
Algunos teólogos afirman que la promesa del regreso de Jesús se cumplió en Pentecostés (Hechos 2) mediante una venida espiritual. Jesús después de todo dijo: Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). También dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él (Juan 14:23). Y Pablo habló de las riquezas de este misterio: Cristo en vosotros, esperanza de gloria (Colosenses 1:27). Algunos intérpretes dan mucho peso al uso del término 'parousia' para la segunda venida. Señalando que la palabra básicamente significa “presencia”, argumentan que su fuerza en las referencias a la “venida del Señor” es que Jesús está presente con nosotros, no que vaya a venir en algún momento futuro.
Desde Pentecostés Cristo ha estado con y en cada creyente desde el momento del nuevo nacimiento o conversión. Sin embargo, hay varias consideraciones que impiden que consideremos esta presencia espiritual como el pleno significado de la venida que él prometió. Aunque es cierto que el significado básico de 'parousia' es “presencia,” también significa “venida” y es el significado que más aparece en el Nuevo Testamento, como se puede determinar examinando el uso de la palabra en contexto. Además hay otros términos del Nuevo Testamento, en particular 'apokalupsis' y 'epiphaneia', que indican claramente “venida”. Y la afirmación en Hechos 1:11 de que Jesús volverá de la misma manera que partió implica que regresará corporalmente. Sin embargo, quizá el argumento más persuasivo sea que muchas de las promesas de las segunda venida de Jesús fueron hechas después de Pentecostés, de hecho unos sesenta años más tarde, y siguen colocando en el futuro esa venida.

3. La segunda venida de Cristo será visible.
Los Testigos de Jehová mantienen que Cristo empezó su reinado sobre la tierra el 1 de octubre de 1914. Sin embargo, no fue un regreso visible a la tierra, porque Jesús no tiene un cuerpo visible desde la ascensión. Ni siquiera fue un regreso literal porque fue en el cielo donde Cristo ascendió al trono. Su presencia, pues, tiene la naturaleza de una influencia invisible. Es difícil reconciliar el concepto de la segunda venida que tienen los Testigos de Jehová con las descripciones bíblicas. Una vez más señalamos Hechos 1:11, el regreso de Cristo será como su partida, que fue claramente visible, porque sus discípulos vieron como Jesús era llevado al cielo (vv. 9-10). Otras descripciones de la segunda venida dejan claro que será bastante evidente; por ejemplo, Mateo 24:30: cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

4. La segunda venida de Cristo será inesperada.
Louis Berkhof
Louis Berkhof
 
Aunque la segunda venida estará precedida de varias señales: la abominación desoladora (Mateo 24:15; cf. Daniel 11:31, 12:11), gran tribulación (Mateo 24:21; cf. Apocalipsis 7:14), oscurecimiento del sol (Mateo 24:29; cf. Isaías 13:10; Joel 2:10, 3:15), éstas no indicarán el momento concreto del regreso de Jesús. En consecuencia, habrá muchos para los que el regreso será inesperado. Será como en los días de Noé (Mateo 24:37). Aunque Noé pasó algún tiempo construyendo el arca, ninguno de sus contemporáneos, excepto su propia familia, se preparó para el diluvio. La gente se sentirá segura, pero la destrucción repentina caerá sobre ellos (1 Tesalonicenses 5:2-3). Las enseñanzas de Jesús sugieren que debido al gran retraso en la segunda venida, algunos estarán descuidados (Mateo 25:1-13; cf 2 Pedro 3:3-4). Cuando la 'parousia' finalmente ocurra, sucederá tan deprisa que no habrá tiempo para prepararse (Mateo 25:8-10). Como dice Louis Berkhof (1873-1957): “La Biblia sugiere que el grado de sorpresa ante la segunda venida de Cristo estará en relación inversa con su grado de expectación.”

5. La segunda venida de Cristo será triunfante y gloriosa.
Varias descripciones del regreso de Cristo indican su carácter glorioso, un claro contraste con las circunstancias humildes de su primera venida. Esta última fue la primera etapa de la humillación de Cristo, la anterior fue la etapa final de su exaltación. Vendrá en las nubes con gran gloria y poder (Mateo 24:30; Marcos 13:26; Lucas 21:27). Estará acompañado de ángeles y anunciado con voz de arcángel (1 Tesalonicenses 4:16). Se sentará en el trono glorioso y juzgará a todas las naciones (Mateo 25:31-46). La ironía de esta situación es que el que fue juzgado al final de su estancia en la tierra será juez de todos en su segunda venida. Está claro que será el Señor triunfante y glorioso sobre todas las cosas.