George Ladd |
Una primera característica del postribulacionismo es una interpretación menos literal de los sucesos de los últimos tiempos que la que dan los pretribulacionistas. Por ejemplo, mientras que los pretribulacionistas toman la palabra 'shabua’ ("semana") en Daniel 9:27 como una indicación de que la gran tribulación tendrá literalmente siete años de duración, la mayoría de los postribulacionistas sostienen únicamente que la tribulación durará un periodo sustancial de tiempo. De manera similar, los pretribulacionistas generalmente tienen una concepción concreta del milenio (Apocalipsis 20); según su punto de vista, muchas profecías se cumplirán literalmente dentro del periodo de los mil años. De hecho, este periodo se inaugurará cuando los pies de Cristo se afirmen literalmente sobre el monte de los olivos (Zacarías 4:4). La manera que tienen los postribulacionistas de entender el milenio es de naturaleza mucho más general; por ejemplo, no durará necesariamente mil años.
Según los postribulacionistas, la iglesia estará presente durante la Gran Tribulación y la experimentará. El término escogidos de Mateo 24 (después de la tribulación los ángeles juntarán a los escogidos, vv. 29-31) habría que entenderlo a la luz de su uso en otras partes de las Escrituras, donde significa “creyentes”, pues desde Pentecostés (Hechos 2) el término "escogidos" ha denotado a la iglesia.
Los postribulacionistas trazan una distinción entre la ira de Dios y la tribulación. Para ellos, la ira ('orgē') de Dios, según las Escrituras, dicen que cae sobre los malvados: “el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn. 3:36); “La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”, (Romanos 1:18; cf. 2 Tesalonicenses 1:8; Apocalipsis 6:16-17; 14:10; 16:19; 19:15). Por otra parte, los creyentes no sufrirán la ira de Dios: “por él [Cristo] seremos salvos de la ira [de Dios]” (Romanos 5:9); “Jesús... nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10); “Dios no nos ha puesto para ira” (1 Tesalonicenses 5:9). Sin embargo, las Escrituras dejan claro que los creyentes experimentarán tribulación. La gran mayoría de las ocasiones en que aparece el nombre 'thlipsis' y el verbo correspondiente 'thlibo' hace referencia a que los santos sufren tribulación. El nombre se utiliza para denotar la persecución de los santos en los últimos tiempos (Mateo 24:9, 21, 29; Marcos. 13:19, 24; Apocalipsis 7:14). Esto no es la ira de Dios, sino la ira de Satanás, el anticristo y los malvados contra el pueblo de Dios.
La iglesia ha sufrido tribulación a lo largo de su historia. Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33). Otras referencias significativas son Hechos 14:22; Romanos 5:3; 1 Tesalonicenses 3:3; 1 Juan 2:18, 22; 4:3 y 2 Juan 7. Aunque los postribulacionistas no niegan una distinción entre la Tribulación en general y la Gran Tribulación, creen que la diferencia es solamente de grado, no de clase. Como la iglesia ha experimentado la tribulación a lo largo de su historia, no es sorprendente que también experimente la Gran Tribulación.
El postribulacionista también tiene una forma diferente de entender la referencia de Pablo en 1 Tesalonicenses 4:17 a que nosotros recibiremos al Señor en el aire. El pretribulacionista mantiene que este suceso es el arrebatamiento, Cristo vendrá secretamente a por la iglesia, tomando con él a los creyentes en las nubes y llevándolos al cielo hasta el final de la tribulación. Sin embargo, los postribulacionistas como George Ladd (1911-1982), según el uso del término 'apantēsis' (“recibir”) en otras partes de las Escrituras, no están de acuerdo. Hay sólo otras dos ocasiones indiscutibles en las que aparece esta palabra en el Nuevo Testamento. Una de estas referencias es la parábola de las vírgenes sabias e insensatas, una parábola explícitamente escatológica. Cuando viene el novio, se anuncia: “¡Aquí viene el novio, salid a recibirlo!” (Mateo 25:6). ¿Qué significa la palabra en esa situación? Las vírgenes no salen para recibir al novio y luego irse con él. Lo que hacen es salir a recibirle y luego le acompañan de vuelta al banquete nupcial. La otra aparición de la palabra (Hechos 28:15) es en una narración histórica no escatológica. Pablo y su grupo iban hacia Roma. Un grupo de creyentes de Roma, oyendo que se aproximaban salieron al Foro de Apio y las Tres Tabernas a recibirlos. Esto animó a Pablo, y el grupo continuó luego con él hacia Roma. Basándonos en estos usos, Ladd argumenta que la palabra 'apantēsis' (“recibir”) sugiere un grupo de bienvenida que sale a recibir a alguien de camino y luego le acompañan de vuelta al lugar desde el que salieron. Así que nuestro reunirnos con el Señor en el aire no es un caso de ser llevados, sino de encontrarnos con él e inmediatamente volver con él a la tierra como parte de su triunfante séquito. Es la iglesia, no el Señor, la que se dará la vuelta en el momento del encuentro. Por tanto, el post-tribulacionismo enseña que el Arrebatamiento de la Iglesia y la Segunda venida de Cristo son facetas de un único suceso, que tendrá lugar al final de la Gran Ttribulación.
Los postribulacionistas tienen una forma de entender las últimas cosas menos compleja que sus homólogos los pretribulacionistas. Por ejemplo, en el postribulacionismo sólo hay una segunda venida. Como no hay un interludio entre la venida de Cristo por la iglesia y el final de la tribulación, no hay necesidad de una resurrección adicional de los creyentes. Sólo hay dos resurrecciones: la resurrección de los creyentes al final de la tribulación y al comienzo del milenio y la resurrección de los impíos al final del milenio. La iglesia Católica Romana, la Ortodoxa Griega y muchas denominaciones Protestantes, apoyan la creencia post-tribulacional del Arrebatamiento.
Post-tribulacionismo |