TIEMPOS FINALES (12) – Calumniadores
Pero debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles (peligrosos RV60). Porque los hombres serán… calumniadores… (2 Timoteo 3:1,3).
¿Qué es una calumnia? Es una acusación falsa que se hace con malicia para hacer daño a otro. Si la blasfemia se dirige hacia Dios, la calumnia tiene al hombre como destinatario. Es la consecuencia de la falta de amor verdadero por la verdad y la justicia. Es el lenguaje común de la serpiente antigua, del padre de la mentira, el acusador de los hermanos. El hombre calumniador es la boca de Satanás para dar expresión al veneno mortífero que lleva como naturaleza de serpiente. Hemos tenido calumniadores siempre en la historia de la humanidad, ¿por qué, entonces, el apóstol dice que será una señal del carácter de los hombres en los últimos tiempos? No cabe duda que hay muchas de las características expresadas en este pasaje de Pablo a Timoteo que se han manifestado siempre, en todos los periodos de la historia, sin embargo, creo que en el final de los tiempos la proporción aumentará. Es un tipo de carácter generalizado.
En nuestra sociedad los medios de comunicación tienen un poder, (lo llaman el cuarto poder), que mediante el derecho a la libertad de expresión dan lugar en muchas ocasiones a todo tipo de manipulaciones interesadas para llevar naciones enteras a un lavado de cerebro de masas, en connivencia con el poder político. Internet, un medio útil en muchos casos, se vuelve perverso cuando la calumnia corre por la red sin control moviendo a multitudes como manada en estampida. Una de las muchas manipulaciones instaladas en nuestra sociedad es la llamada violencia de género. Hay una calumnia dirigida a denigrar la familia natural en la figura del padre. Aprovechando algunos casos de maltrato real se presenta la acusación con la idea de que todos los hombres son maltratadores, violentos, y asesinos de mujeres. Ella puede acusar injustamente a su pareja y el hombre ser puesto en la cárcel antes de saber si la acusación es verdadera o falsa. Me recuerda el caso de Nabot. Jezabel consiguió el capricho del rey Acab quitándole la viña a su dueño, acusándolo falsamente mediante hombres perversos y calumniadores (1 Reyes 21:5-15).
La respuesta a la calumnia la encontramos en el evangelio que transforma nuestra manera de hablar. Nos saca del dominio de la mentira y nos introduce en el reino de la verdad. Jesús es la verdad. El evangelio santifica nuestros labios, (como en el caso de Isaías, que vivía en medio de un pueblo de labios inmundos, como el nuestro), para que sirvamos a la justicia, hablemos la verdad y traigamos vida a los oyentes. La calumnia y mentira quedarán neutralizadas por la verdad del evangelio que nos hace libres.